La noche era
fresca y una suave brisa se sentía en el ambiente. Una luna clara proyectaba la
sombra de dos hombres en el lugar. Sus pasos resonaban en la finca a medida que
se acercaban hacia la entrada. Ernest y Dunphys caminaron hacia la entrada
principal de la mansión. Parándose los dos observando el viejo caserón.
-No la mires
con los ojos de hoy. Imagínala con todo su esplendor. Gloriosa, Voluptuosa y
elegante. Es hora devolverle su magia y su condición de lo que fue, una joya
que nunca debió dejar de brillar. -dijo con un quiebro en la voz.
- ¿Y que
hacemos aquí?
-Tengo algo
que recoger. Como todos, tengo mis secretos y debo volver a mi santo sanctorum
a buscar mis herramientas. Son una extensión de mí.
Acto seguido
ambos hombres entran dentro de la imponente residencia. Una vez dentro del vestíbulo
principal empiezan andar entre la oscuridad intentando no chocar con nada y no
hacer ruido. Sus caras cambian de gesto a sorpresa cuando unos haces de luz les
da en la cara, cegándolos. Alguien ha parecido entre las sombras con unas
linternas pillándolos como a unos colegiales fumando en el wáter. Los
desconocidos pausadamente se van descubriendo poco a poco sin mostrar sus
rostros.
-Hola
Ernest, como le dije volveríamos a vernos.
-Profesor
Anchoa, que extraña coincidencia. -dice Ernest intentando ocultar su
sorpresa.
-Profesor Ochoa,
si no le importa, aunque la sorpresa no es tal, Ernest. Soy el profesor Ochoa.
Quien creo el suero que tiene tu amigo y he venido con el agente Tena a
deteneros.
- ¿Es tu
amigo el que se oculta de la luz?
Joshua Tena
da un paso al frente descubriéndose llevando un vial en la mano.
-Hola,
Dunphys.
-Vaya, vaya reunión
de colegas ¿Como vais a pararnos, equipo letal?
Joshua
muestra el suero en un vial.
-Bueno,
profesor habrá contado al muchacho la verdad después de administrar el suero.
Realmente el suero funciona. Es cierto. Pero la forma y manera para que dé
resultado es muy agresiva. No te contaría que durante las pruebas varios
testadores murieron y al final tuvo que parar todo. Ya sabes echar tierra
encima y tapar bocas. -dijo Dunphys de manera inocente.
- ¿Y
el chico? ¿lo sabe? -matizo Ernest.
-No tuve
valor. Lo siento, muchacho. -contesta el doctor mirando a Joshua cabizbajo.
En un
movimiento rápido el profesor arrebata el vial a Joshua y se lo inyecta. Pone
los ojos en blanco y cae al suelo. Empieza a convulsionar, para y mira a
Ernest. Parece perdido y confundido.
- ¿Que ha
pasado? ¿Que hago aquí? -dice el doctor
Joshua se
arrodilla a ayudar al profesor.
-Tranquilo,
profesor. Está bien no pasa nada.
El doctor
mira a Joshua como si no lo conociese.
- ¿Que
profesor? Mi nombre es Guess, Jacques Guess y a ese hombre yo lo detuve y lo
mando al patíbulo. ¡Y está vivo! ¿Como es posible?
La habitación
estaba muy oscura y solo existía las linternas que llevaban mostrando de manera
muy tenue a los presentes. Ernest aprovecho y huyo entre las tinieblas, el
profesor intento seguirlo. Dunphys sacó un cuchillo y fue a por Joshua. Joshua
se aleja a una distancia prudencial jugando con las penumbras. Dunphys da
cuchilladas en el aire. Joshua aparece de repente y le da una patada. El
cuchillo vuela por el aire. Joshua va corriendo y coge el puñal del suelo.
Dunphys va a por Joshua le da varios puñetazos y el estilete vuela otra vez por
el aire. Dunphys da un cabezazo en la nariz y Joshua empieza a sangrar. Dunphys
le da una patada y lo deja aturdido. Se vuelve a abalanzar sobre el agente y lo
tira al suelo. Joshua boca abajo y el reo lo coge de la cabeza y lo golpea contra
el suelo. Dunphys le da la vuelta y le empieza a pegar golpes en la cara.
Joshua, sin fuerzas y desesperado busca con la mirada el acero. Lo ve, estira
lo indecible arañando el suelo, pero finalmente y a duras penas logra cogerlo.
Se lo clava en el ojo. Dunphys empieza a reirse con locura. -¿Sabes que
puedes morir aqui? ¿En la antesala del infierno?.-dice el policia.
-¿Y que? No
puedes hacerme nada ni antes, ni ahora. Eres un simple mortal. Puedo jugar
contigo hasta que me canse.
Dunphys se
quita el cuchillo del ojo y un líquido negro y viscoso empieza a caer. Se
asusta, se levanta y empieza a retroceder con miedo.
Joshua
se abalanza sobre él. La sangre de la nariz de Joshua cae dentro de la cuenca
del ojo del preso. El otro ojo de Dunphys se pone blanco. El moribundo se
levanta y empieza a andar de forma errática con pasos agonizantes para caer al
suelo. Ambos quedan en medio de la habitación. En el centro está la lampara. El
foco alumbra su rostro desencajado y crispado.
-Ernest,
amigo mío. No veo, ¿dónde estás?
Joshua
se arrastra hasta a Dunphys y lo remata salvajemente. Después cae desfallecido
en el frio suelo mientras su respiración poco a poco va volviéndose mas rítmica.
Ernest llega
hasta un sótano polvoriento y lleno de barricas viejas y vacías es un lugar
grande. Empuja una de las barricas y aparece una entrada oculta.
-Hola, Ernest,
¿cuánto tiempo?
- ¿Guess?
¿Es imposible? Bueno, quizás no. Pero aun así nada puedes hacerme. Ya no puedes
tocarme, soy inmortal y tu una vieja pasa arrugada en un cuerpo vapuleado y
pidiendo el fin del combate.
-Cierto, yo
no quiero tocarte. Con este cuerpo me destrozarías por eso mi cometido era
hacer de faro para aquellos que si querían tocarte.
Ernest
asustado e incrédulo mira al profesor que ve como por su boca habla Guess.
Intentando descubrir el galimatías que le acaba de decir.
- ¿Quiénes
son ellos?
-Oh, un
viejo conocido que tenía una cuenta pendiente contigo y estaba deseando
devolverte el favor.
Unos pasos
retumban dando forma a una sombra familiar.
-Hola,
Ernest, ¿cómo puedes pensar que podía perderme esta fiesta?
Ante él
aparece el Recolector.
-Aquellos
que mataste, asesinaste y que no descansan en paz hasta que no se haga
justicia. La justicia que se toman por su mano.
- ¿Como es
posible?
-Mi salvación
fue gracias a la bruma de los fallecidos en el lago m elevaron a la superficie.
Y se metieron dentro de mi cuerpo. Conseguí subir y me eché largo en el suelo.
-Tu estas
muerto, yo te mate. -dijo Ernest mirando en hito en hito a los presentes.
De la
oscuridad salen siniestras sombras, victimas de Ernest que lo acorralan y se
echan encima mientras grita. Al final solo se ve la mano de Ernest muriendo
entre las sombras.
El profesor
y el Recolector asisten al espectáculo, después solo queda el silencio y una esquelética
forma gimiente.
Un sol
brillante saluda a los asistentes en el palacio presidencial. En un gran salón
hay multitud de personas mirando un escenario donde está el vicepresidente, el
alcalde, el general en una silla de ruedas, los agentes Lloyd y McKean, Joshua
y el profesor Ochoa junto a diversos mandos y autoridades. El
vicepresidente se prepara para condecorar con la medalla del mérito al Agente
Joshua con toda la pompa y boato que la situación requiere.
El
vicepresidente saluda a una multitud entregada.
- Es un gran
honor para mí conceder la medalla al mérito con máxima distinción al capitán
Joshua Tena.
De forma
ceremonial el vicepresidente coloca la medalla a Joshua que emocionado no
puede reprimir alguna lagrima. Después Joshua saluda a los presentes. Todos
aplauden.
Nieva en la
estepa rusa. En medio de la noche se yergue un viejo palacete imperial de la época
zarista en un desolado erial. Nadie va allí, nadie quiere morar en sus paredes
es conocido como Palacio de Igor “El marqués de la sangre”. Lo único que se oye
son unos gritos de dolor y de negación.
- ¿Que eres tú?
No, por favor noooo...
Seguidos
por unos disparos después el silencio.
FIN