domingo, 20 de agosto de 2017

Capitulo 40 "Final"

La noche era fresca y una suave brisa se sentía en el ambiente. Una luna clara proyectaba la sombra de dos hombres en el lugar. Sus pasos resonaban en la finca a medida que se acercaban hacia la entrada. Ernest y Dunphys caminaron hacia la entrada principal de la mansión. Parándose los dos observando el viejo caserón.
-No la mires con los ojos de hoy. Imagínala con todo su esplendor. Gloriosa, Voluptuosa y elegante. Es hora devolverle su magia y su condición de lo que fue, una joya que nunca debió dejar de brillar. -dijo con un quiebro en la voz.

- ¿Y que hacemos aquí? 
-Tengo algo que recoger. Como todos, tengo mis secretos y debo volver a mi santo sanctorum a buscar mis herramientas. Son una extensión de mí.

Acto seguido ambos hombres entran dentro de la imponente residencia. Una vez dentro del vestíbulo principal empiezan andar entre la oscuridad intentando no chocar con nada y no hacer ruido. Sus caras cambian de gesto a sorpresa cuando unos haces de luz les da en la cara, cegándolos. Alguien ha parecido entre las sombras con unas linternas pillándolos como a unos colegiales fumando en el wáter. Los desconocidos pausadamente se van descubriendo poco a poco sin mostrar sus rostros.

-Hola Ernest, como le dije volveríamos a vernos. 

-Profesor Anchoa, que extraña coincidencia. -dice Ernest intentando ocultar su sorpresa. 


-Profesor Ochoa, si no le importa, aunque la sorpresa no es tal, Ernest. Soy el profesor Ochoa. Quien creo el suero que tiene tu amigo y he venido con el agente Tena a deteneros.
- ¿Es tu amigo el que se oculta de la luz?
Joshua Tena da un paso al frente descubriéndose llevando un vial en la mano.
-Hola, Dunphys. 
-Vaya, vaya reunión de colegas ¿Como vais a pararnos, equipo letal? 
Joshua muestra el suero en un vial.
-Bueno, profesor habrá contado al muchacho la verdad después de administrar el suero. Realmente el suero funciona. Es cierto. Pero la forma y manera para que dé resultado es muy agresiva. No te contaría que durante las pruebas varios testadores murieron y al final tuvo que parar todo. Ya sabes echar tierra encima y tapar bocas. -dijo Dunphys de manera inocente.
 - ¿Y el chico? ¿lo sabe? -matizo Ernest.
-No tuve valor. Lo siento, muchacho. -contesta el doctor mirando a Joshua cabizbajo.
 En un movimiento rápido el profesor arrebata el vial a Joshua y se lo inyecta. Pone los ojos en blanco y cae al suelo. Empieza a convulsionar, para y mira a Ernest. Parece perdido y confundido.
- ¿Que ha pasado? ¿Que hago aquí? -dice el doctor

Joshua se arrodilla a ayudar al profesor. 
-Tranquilo, profesor. Está bien no pasa nada.
El doctor mira a Joshua como si no lo conociese.

- ¿Que profesor? Mi nombre es Guess, Jacques Guess y a ese hombre yo lo detuve y lo mando al patíbulo. ¡Y está vivo! ¿Como es posible?
 La habitación estaba muy oscura y solo existía las linternas que llevaban mostrando de manera muy tenue a los presentes. Ernest aprovecho y huyo entre las tinieblas, el profesor intento seguirlo. Dunphys sacó un cuchillo y fue a por Joshua. Joshua se aleja a una distancia prudencial jugando con las penumbras. Dunphys da cuchilladas en el aire. Joshua aparece de repente y le da una patada. El cuchillo vuela por el aire. Joshua va corriendo y coge el puñal del suelo. Dunphys va a por Joshua le da varios puñetazos y el estilete vuela otra vez por el aire. Dunphys da un cabezazo en la nariz y Joshua empieza a sangrar. Dunphys le da una patada y lo deja aturdido. Se vuelve a abalanzar sobre el agente y lo tira al suelo. Joshua boca abajo y el reo lo coge de la cabeza y lo golpea contra el suelo. Dunphys le da la vuelta y le empieza a pegar golpes en la cara. Joshua, sin fuerzas y desesperado busca con la mirada el acero. Lo ve, estira lo indecible arañando el suelo, pero finalmente y a duras penas logra cogerlo. Se lo clava en el ojo. Dunphys empieza a reirse con locura.  -¿Sabes que puedes morir aqui? ¿En la antesala del infierno?.-dice el policia.
-¿Y que? No puedes hacerme nada ni antes, ni ahora. Eres un simple mortal. Puedo jugar contigo hasta que me canse. 
Dunphys se quita el cuchillo del ojo y un líquido negro y viscoso empieza a caer. Se asusta, se levanta y empieza a retroceder con miedo.
 Joshua se abalanza sobre él. La sangre de la nariz de Joshua cae dentro de la cuenca del ojo del preso. El otro ojo de Dunphys se pone blanco. El moribundo se levanta y empieza a andar de forma errática con pasos agonizantes para caer al suelo. Ambos quedan en medio de la habitación. En el centro está la lampara. El foco alumbra su rostro desencajado y crispado.
-Ernest, amigo mío. No veo, ¿dónde estás?
 Joshua se arrastra hasta a Dunphys y lo remata salvajemente. Después cae desfallecido en el frio suelo mientras su respiración poco a poco va volviéndose mas rítmica.
Ernest llega hasta un sótano polvoriento y lleno de barricas viejas y vacías es un lugar grande. Empuja una de las barricas y aparece una entrada oculta. 
-Hola, Ernest, ¿cuánto tiempo? 
- ¿Guess? ¿Es imposible? Bueno, quizás no. Pero aun así nada puedes hacerme. Ya no puedes tocarme, soy inmortal y tu una vieja pasa arrugada en un cuerpo vapuleado y pidiendo el fin del combate. 
-Cierto, yo no quiero tocarte. Con este cuerpo me destrozarías por eso mi cometido era hacer de faro para aquellos que si querían tocarte.
Ernest asustado e incrédulo mira al profesor que ve como por su boca habla Guess. Intentando descubrir el galimatías que le acaba de decir.  
- ¿Quiénes son ellos? 
-Oh, un viejo conocido que tenía una cuenta pendiente contigo y estaba deseando devolverte el favor.
Unos pasos retumban dando forma a una sombra familiar.
-Hola, Ernest, ¿cómo puedes pensar que podía perderme esta fiesta?
Ante él aparece el Recolector.
-Aquellos que mataste, asesinaste y que no descansan en paz hasta que no se haga justicia. La justicia que se toman por su mano.
- ¿Como es posible?
-Mi salvación fue gracias a la bruma de los fallecidos en el lago m elevaron a la superficie. Y se metieron dentro de mi cuerpo. Conseguí subir y me eché largo en el suelo.
-Tu estas muerto, yo te mate. -dijo Ernest mirando en hito en hito a los presentes.  

De la oscuridad salen siniestras sombras, victimas de Ernest que lo acorralan y se echan encima mientras grita. Al final solo se ve la mano de Ernest muriendo entre las sombras.

El profesor y el Recolector asisten al espectáculo, después solo queda el silencio y una esquelética forma gimiente.




Un sol brillante saluda a los asistentes en el palacio presidencial. En un gran salón hay multitud de personas mirando un escenario donde está el vicepresidente, el alcalde, el general en una silla de ruedas, los agentes Lloyd y McKean, Joshua y el profesor Ochoa junto a diversos mandos y autoridades. El vicepresidente se prepara para condecorar con la medalla del mérito al Agente Joshua con toda la pompa y boato que la situación requiere.
El vicepresidente saluda a una multitud entregada.

- Es un gran honor para mí conceder la medalla al mérito con máxima distinción al capitán Joshua Tena. 
De forma ceremonial el vicepresidente coloca la medalla a Joshua que emocionado no puede reprimir alguna lagrima. Después Joshua saluda a los presentes. Todos aplauden. 




Nieva en la estepa rusa. En medio de la noche se yergue un viejo palacete imperial de la época zarista en un desolado erial. Nadie va allí, nadie quiere morar en sus paredes es conocido como Palacio de Igor “El marqués de la sangre”. Lo único que se oye son unos gritos de dolor y de negación.

- ¿Que eres tú? No, por favor noooo...

 Seguidos por unos disparos después el silencio. 
          
                                                            FIN


martes, 15 de agosto de 2017

Capitulo 39 "Solo puede quedar uno"

El espíritu de Ernest resonaba en la cabeza de Dunphys como un trueno. Reverberando en cada parte de su recóndito cerebro.
- Si, ser presidente me venía grande y me ha dejado un enorme dolor en donde debía tener una cabeza. Espero que acudas a mi funeral de estado.
Dunphys estaba expectante oyendo su interior. Después respiro hondo y contesto.
-Entonces, ¿lo has hecho? ¿Has matado al presidente?
-Técnicamente, no. Ha sido un suicido en toda regla, pero bueno... ¿Que tal por aquí? ¿Que tenemos?
Dunphys puso cara de preocupación mientras miraba las nubes pasar y pensó que le gustaría estar lejos muy lejos de allí.
-Nuestro amigo debe haber visto tu regicidio y no creo que le haya gustado mucho.
- ¿Regicidio? Vaya no es correcto ya que aquí nunca ha habido monarquía, pero no está mal para un cabeza dura como tú.
Dunphys con paso firme se dirigió al maletero del coche con una gran sonrisa.
-No sé lo que tienes pensado pero nuestro amigo Alacrán nos dejó algo en herencia.
Saca una bolsa negra, la abre y aparecen varias pistolas y un antiguo rifle de francotirador.
-Pensaba que tu amigo era algo mas antibelicista.
-Bueno, si, pero se permitía ciertas licencias.
Dunphys apoyo el fusil y respiro rítmicamente. Su concentración era la de un monje zen. Cuando el objetivo apareció en la mira telescópica fue como si lo hiciera a cámara lenta. Apretó el gatillo y después deseo que el proyectil no fallara. En la recamara, el percutor golpeo en la base del casquillo y encendió el detonante y estallo he hizo impulsar la bala fuera del casquillo y la hizo girar por las estrías en el interior del cañón. Después de salir del cañón paso por el silenciador, el proyectil voló en línea recta hacia el objetivo, uno de los guardas de la entrada.
-Abramos la lata.
Diego se paseaba nervioso mientras los guardas vigilaban atentos a cualquier movimiento. Uno de los guardas cae muerto por un tiro en la cabeza.
- ¡Están aquí! ¡Ya ha empezado! -grita Diego mientras mira al otro guarda aterrado.
En un instante el segundo guarda se desploma ante sus ojos. A la vez que el primer guarda con la bala incrustada en su cabeza y la herida sangrando se levanta con toda normalidad.
Una vez de pie mira desde sus ojos muertos a Diego.
-Hola, Diego, ¿cómo te va la vida?
Diego intenta controlar su pánico y aparenta normalidad, aunque cada fibra de su ser está en estado de puro terror.
-Vaya, eres un cabronzazo duro de roer. Sabes que soy intocable. No pudiste hacerme nada antes ni tampoco ahora.
El guardia apunta con una pistola a la cabeza de Diego
- ¿Que tal pasaste la noche con Sara?
Diego lo mira confuso sin saber que decir.
-La verdad no recuerdo mucho, no recuerdo nada. Esa maldita me traiciono.
Ernest sabe que tiene todos los triunfos en su mano y se regodea de Diego con una sonrisa lobuna.
-Te dije que encontraría la manera de abrir esa cerradura.
-Esa maldita, cuando le ponga las manos encima.
-Si, te drogo. te rajo y te hizo un corte. Luego te curo y lo mas importante dudo que en tu estado tuvieses sexo. Ahora está muy lejos de aquí. Porque si no te ha traicionado, yo la matare con mis manos.
Ernest dispara la pistola, pero se oye el sonido de un arma sin balas.
Diego entre la sorpresa y el alivio replica a Ernest.
-Lo ves sigo protegido.
-Lo dudo. Solo era una prueba.
Dunphys sigilosamente se acerca por detrás y le mete una jeringuilla por el cuello.
Diego pone cara de sorpresa y ve como el mundo se va apagando. Volviendo cada vez mas oscuro. Cuando cae al suelo ya está muerto. Ernest sin perder tiempo toma su cuerpo. Mira a Dunphys y simula tomarlo como rehén.
-Ponte tapones porque comienza el baile-dice Dunphys de manera jocosa.
Los guardas confiados relajan la actitud. Dunphys y Ernest empiezan a aniquilar toda resistencia ante la sorpresa de los enemigos. Uno tras otro sin tiempo para reaccionar son trigo para la cosecha.
Ernest abandona el cuerpo de Diego para tomar los cuerpos de los guardias caídos para acabar con el resto de la resistencia saltando de uno a otro. Es una masacre los defensores de la base incapaces de reaccionar ante la amenaza se van matando entre ellos creyendo que su compañero es el peligroso matarife. Ernest y Dunphys ven orgullosos su obra. Un lugar sembrado de cadáveres de los soldados.
Dunpys y Ernest chocan sus manos como si hubieran hecho la jugada del siglo en una final mundial. Tan absortos están en su creación que no se dan cuenta que el Recolector aparece paseando sus dos perros.
- Hola, Ernest. Sabía que venias a buscar tu premio. ¿Pero nos has cumplido tu trato?
Al verlo Ernest deja el cuerpo del acribillado soldado y toma el de Diego que estaba mucho mas atrás. Con paso tranquilo llega a la altura de su némesis.
-Ves a por mi cuerpo. -dice amenazante.
- El primero que haga un movimiento se las verá con Hitler y Mussolini.
Diego levanta el arma hacia recolector.
-Ya sabes que eso no funciona. Soy intocable.
Ernest con el cuerpo de Diego lo mira divertido.
-Otra vez con el mismo discurso. Sois tan aburridos como predecibles.
Diego baja el arma y dispara a uno de los perros a la cabeza.
- ¡Ahora, Dunphys!
Dunphys sale corriendo mientras Diego cae al suelo. El perro muerto se levanta y arremete contra el otro perro. El perro muerto pega un enorme mordisco al cráneo del otro perro destrozándolo en el acto. Mientras Dunphys registra el lugar y encuentra una habitación acristalada y refrigerada donde un hombre monta guardia. Dunphys elimina al hombre y entra dentro. Un sicario de cara patibularia vigilaba una mesa donde yace el cuerpo de Ernest. A su lado un hombre con un cúter amenaza con clavarlo en el cráneo. Dunphys ante la situación evalúa que hacer.
Mientras un asustado Recolector mira los dos perros muertos de pie y mirándolo con actitud agresiva. Asustado echa a correr y los dos perros se lanzan a cada pierna mientras grita de dolor. De repente los perros caen muertos. El Recolector se arrastra mientras se desangra. Ernest toma el cuerpo de la mesa y ante la sorpresa del sicario le clava el cúter en el corazón. El Recolector no puede ponerse de pie. Se para mira hacia arriba y ve a Dunphys y Ernest con su cuerpo.
El Recolector agoniza y apenas es capaz de decir palabras.
-Veo que las encontrado. Te sienta como un guante.
Ernest lo mira sin compasión
-Todo gracias a ti. Por desgracia solo se mostrar gratitud con dolor.
Dunphys y Ernest empiezan a patear al Recolector ignorando sus gritos de dolor.
-Pero tranquilo hoy no morirás solo
Dunphys y Ernest cogen el cuerpo magullado del Recolector y lo acercan a la poza de agua que está junto a la plataforma que retuvo a Ernest. Ambos hombres tiran al Recolector al agua. Este cae al fondo mientras se hunde intenta mover las piernas, pero no responden están destrozadas.
Ambos hombres miran como se hunde el cuerpo y como poco a poco se va volviendo en una forma borrosa y difusa que se pierde en el fondo. Seguros de su muerte se giran y se marchan es hora de volver a casa. Mientras oyen un gorgoteo acuático que va cesando lentamente.
-Tenemos muchas cosas que hacer. -dice Ernest dando a entender que todo lo sucedido es pasado.
El cuerpo del Recolector ya en el fondo empieza a ahogarse y tener espasmos mientras a su alrededor se forman unos extraños remolinos de una bruma negra que lo van rodeando.
Continuara...


sábado, 12 de agosto de 2017

Capitulo 38 "El principio del fin"


Mientras lejos de allí unos ojos observaban incrédulos lo que acababa de pasar. El Recolector no despegaba ojo de la pantalla e intentaba asimilar lo que hace un instante había sucedido en directo delante de sus mismas narices. Miro alrededor suyo comprobando que estaba despierto en su base y después miro de hito en hito a sus subordinados.

- ¡Maldito y mil veces maldito! Me ha traicionado. Guardias atentos.
Se giro y empezó a dar órdenes para descargar su ira.

- ¡Vosotros, destruir el cuerpo de Ernest!
Diego ante el revuelo montado por el hombre decide acercarse con paso decidido mientras esquiva a varios hombres que marchan en estampida obedeciendo las órdenes dadas. Casi cuando está a punto de llegar un hombre le empuja y casi le hace caer. Finalmente guarda el equilibrio y se pone al lado del Recolector.

-Diego ve a la salida y vigila la entrada. Si Ernest no ha venido estará al llegar. Que no entre nadie, usa la fuerza letal. ¿cuantos hombres tenemos?

- Apenas una veintena. ¿crees que sean suficientes? -contesta apesadumbrado.

 El Recolector le pone la mano sobre el hombro comprensivo y le mira a los ojos.
-Lo dudo. Todo depende de ti. Si entran estamos acabados. Desde el principio su único plan era conseguir el cuerpo. Todo lo demás era una pantomima.





En la finca del profesor Ochoa se va haciendo de noche. Alrededor de la casa los depredadores están desperezándose para empezar su rutina alimenticia. Una ligera brisa mueve las ramas y la maleza que crece sin control dando un aspecto mas de abandono. Pero a los inquilinos todo esto no parece preocuparles. El joven Joshua permanece en la cocina sobre una silla de madera y paja y con los pies encima de una mesa de laminado imitando a la madera, pero envejecida por el desuso y el tiempo y con algunas partes levantadas. Mira un viejo televisor de pequeño tamaño y con dos grandes antenas. Aunque la recepción no es buena ya que alguna gruesa raya pasa por medio de la pantalla con demasiada frecuencia. A Joshua parece no importarle ya que a pesar de todo puede seguir perfectamente la emisión. Mira aburrida el concurso donde las preguntas parecen amañada. Sin previo aviso se corta la comunicación y aparece un especial informativo. El joven baja los pies de la mesa. Se levanta y se acerca al aparato expectante. Lo que ve lo deja helado. Le parece una mala pesadilla. El profesor está en una habitación en un laboratorio improvisado De un espartano salón con un viejo sofá y una rustica mesa se han convertido en un aprovechado mueble donde anaqueles, probetas y tubos se mezclan con apuntes y restos de comida. De espalda a la puerta mira ensimismado lo que contiene una vieja cama utilizada como improvisada camilla para sus experimentos. Sus ojos se fijan en lo que contienen sus manos y que descansa sobre la superficie de unos azules guantes de látex. Joshua entra como una exhalación empujando la desvencijada puerta emitiendo un gruñido reclamando aceite.

- Acaba de salir en las noticias que el presidente se ha suicidado.
El profesor se da media vuelta y mira con gravedad a Joshua. En su rostro las arrugas se acentúan remarcando la trascendencia del momento si no se consigue solucionar de forma rápida.

 -Esto es mas grave de lo que pensaba. Ernest ha acelerado su plan. Debemos darnos prisa, tiene que ser esta noche. 
 Joshua miro sorprendido lo que había encima de la camilla.
- ¿Es ese, Guess?

El profesor asiente.
Ambos hombres se acercan con respeto a la descolorida litera donde una raída manta a cuadros muestra lo que tiene encima. 
El esqueleto del agente Guess en muy mal estado. Sus huesos están quebradizos y con una decoloración de humedad. El joven noto cierto olor a tierra mojada. 

- ¿Quieres ayudarme? -pregunta el profesor de forma tímida.

- No, no gracias. No creo que tenga estomago para ello. 
-Es mejor. El suero estará listo pronto.

-Gracias, Dr. Al principio no le creí y tenía miedo, pero ahora sé que puedo confiar en usted. Vayamos a por esos malnacidos.

A la vez Diego y dos hombres montan guardia delante de la base.  Atentos a cualquier movimiento. Están expectantes sabiendo lo que se juegan. Paseándose nerviosos sin salir del perímetro ni perder ojo a lo que sucede delante de ellos. Un ave, el movimiento de una rama, un ladrido. Cualquier cosa hace que amartillen sus armas y un sudor frio corra por su piel. Todo es en vano a unos metros de allí oculto Dunhpys en un coche monta guardia vigilando con unos prismáticos. Invisible a sus ojos tras la maleza. 
- ¿Santo y seña? -suena una voz alrededor de Dunphys

Este se sobresalta y exclama asombrado.
-¡¡Ernest has vuelto!!
 
Continuara...