viernes, 15 de abril de 2016

Capitulo 33 "Rapto"

La oscuridad cubría su mundo. Yacía en un estado seminconsciente. Moviendo la cabeza de un lado para otro para intentar despejarse. Tras la capucha no percibía ningún sonido pero un suave olor a pasta, parmesano y orégano hizo que sus papilas gustativas reaccionasen y su estomago empezara a quejarse. El aroma le transporto a otra época, a otro tiempo. A mejores vivencias, un viaje a Europa, a Italia y su esplendida gastronomía y mejores caldos. Risas y amigos fueron borrando la angustia de los últimos momentos. El golpe no lo vio venir pero exploto en su cabeza con destellos de colores y un dolor punzante. Todo lo bueno desapareció. El sabor de la sangre en su boca  volvió a la realidad. Apenas se había recuperado del golpe otro vino en dirección contraria con la misma fuerza que hizo que su cuerpo se tambalease de la silla. A su afectada nariz llego el aliento de su orina y noto la humedad en sus partes, mientras el sudor resbalaba por todo su cuerpo uniéndose a sus mojada entrepierna como si el liquido fuese solo uno. Por mas que intentaba mostrar entereza, no resultaba fácil. Fragmentos de la noche anterior iban a venían como un puzzle intransigente y caprichoso. Quizás tardo un poco en montar las piezas, pero al final la secuencia apareció con cruel resultado. Recordó el momento que dormitaba en su habitación con esa falsa seguridad que da una puerta cerrada con llave. Vinieron entre las sombras, por la noche. Intento gritar pero una cinta silencio su boca. Por un instante se le aparecieron unas formas negras que taparon su cabeza y como un fardo fue arrancado de la cama. Y después, nada, el pozo negro del silencio. Hasta ahora. Unos pasos rondaban ante su presencia. Sabia que le estaban dando tiempo a que el terror hiciese efecto, cociendo a fuego lento en su propio jugo. La luz asalto sus ojos cegando todo a su alrededor. Lo ultimo que imagino es que la capucha volaría de su cabeza de forma tan instantánea. El olor a comida se hizo mas concentrado en su olfato mientras una inmensa sombra bailaba antes sus ojos tapando la luz, hora si, hora no. Desconcertando su racionalidad.
-Así que esta es la putita de Diego.-dijo la sombra
Sara puso sus sentidos alerta, aquello no pintaba nada bien.
-¿Tienes hambre? Seguro que si. Hace rato que no has probado bocado. Yo podría saciar tu apetito pero antes tendrías que empezar por el entrante. Ja, ja, ja.
Sara puso cara de asco.
-No te hagas la remilgada. Cuando te llevaba inconsciente... Note esas tetitas duras y prietas.
Sara noto como la bilis le subía a la garganta.
Mientras el hombre señalaba a Sara.
-El matón de tu novio esta asociado con gente muy, muy mala. Es un traidor. Y amigos mios y buenos patriotas han muerto por su culpa. ¿Que te hace pensar que vas a salir bien de esto?
El hombre alzo la mano abierta para golpear a Sara.
Sara cierra los ojos y se prepara para el impacto.
-Ya es suficiente. Ha quedado claro tu posición.-dice una voz al fondo.
Se oyen unos pasos que se dirigen hacia los presentes.
El agente Ross se planta ante el maltratador.
-¿Creo que se le está enfriando la comida? Y esa pasta del Gino´s, seria un sacrilegio que se quedase fría.
 -¿Que hace un lameculos de tu nivel meneando el rabo por estos suburbios?
-Todo lo que afecte a la seguridad del país y del presidente entra dentro de mis obligaciones. Y si algunas veces tengo que remangarme y bajar al fango para remover la mierda por una causa mayor, también lo hago. Y ahora, agente si no le importa... ambos tenemos cosas que hacer.
El agente se aleja.
-Por cierto, nos gustaría algo de intimidad. Seguro que encuentra una habitación mejor que esta mas aireada y menos recargada a sudor y suciedad.
Ross espera a que el agente se haya ido y mira a Sara.
-Seré franco contigo. La verdad, no tienes muchas salidas pero yo puedo ayudarte si tu me echas una mano.
-¿Que tendría que hacer?
-Todo el mundo esta buscando a tu compañero por traición y terrorismo.
-¿Y quieres que lo traicione y que te lo sirva en bandeja?
-No, exactamente pero si que aportes tu granito de arena en su caída. Una caída que no te arrastre. Soy tu única alternativa o puedo dejarte con los lobos.
-Esta bien, tu ganas. Pero sacame de aquí.
Ross saca un cuchillo de su bolsillo y corta las arandela de plástico que maniata a Sara.
-Bien, encanto ahora es cosa tuya.
-¿Como sabrás si he cumplido mi palabra?
-Lo sabré, no te quepa la menor duda. Y si me entero que no has hecho tu parte espero que estés muy lejos.
Ross se marcha dejando sola a Sara con su captor.
El hombre se acerca lentamente a ella como un lobo a un cordero. Con una sonrisa sádica y un palillo en los dientes.
-Al fin solos..-dice.
Sara lo mira con desprecio mientras permanece sentada en la silla con los brazos hacia atrás en el respaldo.
-Sabes, estaba excelente la comida. Pero que es un buen ágape sin un postre que este a la altura.
El hombre se pone de cuclillas junto a ella y empieza a acariciarle la pierna.
-Vas a ser la guinda.
En un movimiento rápido Sara ensarta al hombre. La hoja penetra por su mentón y sale por la cabeza. El hombre cae con un gesto de sorpresa pintado en su rostro. Un gesto eterno queda esculpido en su cara mientras un chorro de sangre se libera de su cuerpo.
Sara registra la habitación y encuentra dos armas y un móvil. Limpia sus huellas y huye del lugar.
Ya en la calle se pierde entre la multitud. Cuando se encuentra convencida de que esta salvo toma el teléfono y llama. Tras varias pitidos por fin su llamada es respondida.
-Diego, ¿quien es?
-Hola, Diego. Soy Sara.
-¿Que sucede?¿Estas bien? Noto tu voz preocupada.
-Esta noche me secuestraron. Querían saber de ti.
-¿Quienes? ¿Te han hecho daño?
-No lo se, creo que eran policías. Te están buscando. Tenemos que hablar. Esta noche ven a mi casa. Cenamos y charlamos.
-No te preocupes. Yo me encargo de esto. A las ocho estaré allí.
Sara mira absorta el cuchillo de Ross.
-Gracias, Diego. Vamos a solucionar esto de una vez por todas.
Continuara....










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