domingo, 22 de noviembre de 2015

Capitulo 28 "Ejecución"

Dos soldados del equipo de asalto ruso consiguen convencer al escurridizo Dunphys para que baje al suelo y es escoltado hasta la presencia del jefe del comando.
-Así que tu eres el colega del tipo tan esencial para mi jefe
El jefe se acaricia la barbilla y siente la rugosidad de su incipiente barba. A la vez que mira al irlandés examinandolo.
-La verdad no pareces gran cosa. Pero eso no lo tengo que decidir yo.
El capitán se acerca al oído de Dunpys
-De momento.
Dunphys lo mira despectivamente.
-Quizás las apariencias engañan.
El irlandés se quita la ropa y le muestra la herida en el pecho abierta y sangrante.
-Pero no creo que ninguno de vosotros reciba un regalo como este y viva para contarlo.
El militar mira con gesto de incredulidad y asco.  Para zanjar el tema gira la cabeza y señala a Joshua.
-Si te quieres despedir de tu amigo ahora es la ocasión.
El militar pone cara de pena
-Pero por favor, que no sea muy larga. Por experiencia, te aconsejo un adiós breve y corto.
-Olvidalo no fuimos tan amigos.
Dunphys escupe en el suelo y ningunea a Joshua como si no estuviera allí.
-Venga, tengo una cita con un viejo amigo.
El jefe militar se dirige al grupo de soldados y elige a dos.
-Bien, Rojo 1 y 2 acabareis el trabajo. Nosotros volvemos a la base con el pichón y con el halcón. Estaré a la espera de vuestro informe.
Dunphys se acerca a Steranko tan cerca que puede notar su aliento.
-Dime, machote.¿Quien es el pichón y quien el halcón?

El  grupo se  marcha  quedando solo dos soldados. Solo tienen que esperar unos instante para oír como los vehículos se ponen en marcha y se alejan.
Uno de los soldado se pone frente a Joshua apuntala su arma y se ajusta sus gafas de fibra de carbono con lentes espejadas.
Desde ellas el retenido puede ver al compañero como saca su pistola Hecler & Koch MK23 con silenciador.

El tipo que ha sacado el arma suavemente apoya la mano sobre el hombre del policía y va añadiendo fuerza para que se arrodille.

Joshua empieza a sonreír.
-Rojo 1 y 2, ¿en serio?. Mejor seria Lenin y Trotsky. Tendrías que tener un poco de dignidad.
-Arrodillese y ponga las manos en la nuca. Sera rápido.
Joshua hace caso a la amenaza. Y se pone en posición de ejecutado. Lo que ignoran sus verdugos es que ha estado vigilando cada movimiento a través de los cristales del hombre que tenia delante.
-Lo se.
Rojo 2 apoya el cañón de la pistola en la cabeza del agente.  Siente los músculos en tensión, a punto de explotar.

Un movimiento casi imperceptible delata la acción de empujar el gatillo.
Joshua se gira rápidamente empujando con sus manos los brazos de Rojo 2. Pillado por sorpresa dispara y alcanza a su compañero que cae abatido. Rápidamente el policía se pone de pie y se pone por detrás soltándole una terrible patada en la entrepierna que hace que suelte todo el aire de sus pulmones. Sus manos se quedan sin fuerzas durante un momento por el golpe. Joshua toma el arma y evita que caiga el suelo. Fríamente dispara al indefenso hombre que cae inerte.

Sabe que el tiempo esta en su contra. Corre a la entrada de almacén y a sabiendas de lo que va encontrar no deja de ser desmoralizante. El equipo de fuerzas especiales ha sido eliminado. Aquí y allá cuerpos dispersos aparecen. No desea estar, ni quiere entrar. Una sensación de ira y frustración hace que le duela el pecho. Llorar y rezar es lo que pide sus sentimientos pero ahora no puede ser. Con mucho cuidado toma el casco de una de las víctimas y se lo coloca. Intenta no caer en la trampa fácil de evocar que el hombre que llevaba esa pieza hace poco vivía y respiraba. Tenia una familia que lo esperaba al final del día. Y alguien tendría que notificarle que eso no volvería a suceder.  La venganza corría por sus venas como la cerveza en una final de fútbol.

-Señor. Estamos recibiendo imágenes del almacén. No es Branson.
En la base la sorpresa de recibir noticias de la operación era todo un acontecimiento. El viejo general no daba crédito a sus ojos. Joshua les informo de lo acontecido y del rapto de Steranko y de Dunphys. Una triste silencio se hizo en la sala.
-¡Bien! Ha hecho todo lo posible. Mandaremos a un equipo a por usted y a por nuestros bravos hombres. No se mueva del lugar. Gracias por todo, Joshua.
A pesar de la dureza y fiereza que mostraba el general intentaba no mostrar sus sentimientos y ahora menos. No podía permitírselo. Amaba a sus hombres. Ellos habían elegido una vida dura y sacrificada por el bien del país igual que èl. Por extraño que pareciese eran sus hijos. Su única familia. Desde el momento que el Ejercito llamo a su puerta supo que no existiría mas familia. Ese amor pedía demasiado como para ser compartido.

Una vez acabada la retransmisión Joshua se vino abajo y lloro. No sabia que hacer pero a cada paso que daba para cazar a Ernest ellos siempre estaban por delante. Daría lo que fuese por tener una solución. Y esa solo podía ser a manos del doctor. Tendría que hablar cuando llegase.

En el exterior dos soldados rusos caídos en el suelo abrieron los ojos lentamente. Rojo 1 y 2 se cercioraron de que nadie los observaba. Uno de ellos asintió con la cabeza mientras el otro le miraba.
-Aquí Rojo 1. El plan esta en marcha. El paquete lleva el localizador, repito el paquete lleva el localizador.

Lejos de allí el Recolector se levanto tras recibir el mensaje desde un ordenador apoyandose en su bastón mientras sus ojos miraban al infinito. Sus ojos brillaron de felicidad. Apenas estaba asimilando la buenas nuevas cuando el comando apareció con Dunphys y Steranko. Los miro complacido.
-¡Señores! Sean bienvenidos. Seguro que vamos a hacer grandes cosas juntos.
Steranko miro estupefacto al Recolector. Y dos veces mas de arriba a abajo sin salir de su asombro.
-¿Que clase de broma es esta?.-dijo encolerizado.
Recolector miro sorprendido a los lados como si hubiese una cámara oculta.
-¿Broma?. Lo siento creo que nos ha confundido, esto no es ninguna broma. ¿Señor...?
-Steranko. Capitán de Operativos Unidades Especiales.
-Esta muy lejos de su unidad, soldadito. Pero tranquilo, volverá pronto. El país necesita gente como usted para lo que se avecina.
El Recolector hizo un movimiento con la cabeza y fue levantado en el aire por dos hombres que se lo llevaron entre sus protestas airadas.
Dunphy hizo acto de presencia detrás del capitán.
-Vaya, usted es el famoso colega de Ernest.
-Si.
-Es increíble ese hombre. Pero esta deseando verle. Seguro que tienen muchas cosas que contarse. No hagamos mas larga la espera. Ya tendremos tiempo para charlar del futuro.
Con otro movimiento imperativo dos soldados se unieron a Dunphys para llevarlo con su compañero.
El Recolector vio como se marchaba y tras ordenar que atendiesen al operativo recién llegado se informo de todo lo sucedido sobre su brillante asalto al almacén gracias al capitán.
-Por cierto capitán, Rojo 1 y 2 han informado de que nuestra idea sigue adelante.
-Si, señor. Es cierto.
-Bueno como buenos soldados deben sacrificarse por su país. Seria terrible que cayesen en manos de esos imperialistas.-mientras decía esto miraba a su mano como si estrujase una amenaza imaginaria.
-El explosivo escondido en sus chalecos ya habrá hecho efecto. Todos creerían que realmente el policía mato a los soldados. Y no tiempo después por un pequeña deflagracion.
Una vez sacio su curiosidad miro a Diego que estaba en un discreto segundo plano.

-Diego, por favor. Traeme a Hitler y Mussolini. Tengo que pensar.
Para  Recolector pasear a sus perros era un placentero y relajante ejercicio de meditación. Varias planes habían nacido en su mente mientras realizaba esta sencilla labor.

Dunphys  pudo verse sorprendido y incluso enfadado de ver como estaba recluido Ernest. Pero eso no impidió que ambos se emocionasen al reunirse. Como padre e hijo separados por un eternidad se abrazaron y se miraron viendo que estaban bien. Una vez hubo pasado el momento de la emoción, se relajaron y hablaron.
-No entiendo como estas aquí. Tienes un gran poder. Y podrías destruirlos.
-No, aun no puedo pero tengo una idea. Pero antes debo hacer algo,  ellos tienen algo que quiero.
-¿Que te pueden ofrecer? Lo tienes todo, todo.
-Todo no.
Ernest saco una foto y se la dio a Dunphys. Dunphys la miro sin ningún tipo de sorpresa.
-¿Eres tu? Si, es una vieja foto tuya. ¿Y que?
-La hizo esta semana. Tiene un cuerpo con un doble de mi.
-¿Tiene un cuerpo de Ernest?
-Si, puede parecer una tontería. Pero después de décadas podría salir a la calle con mi autentico yo sin ocupar personas ajenas a mi. Me lo ha prometido en cuanto acabe la misión. Seré yo para siempre. Yo y eterno.
-¿Y si no cumple?
-Cumplira, Dunphys. Y después morirá. Te lo aseguro.

Continuara...






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